El Día Internacional de la Croqueta, que se celebra cada 16 de enero, es una fecha dedicada a rendir homenaje a una de las recetas más queridas y versátiles de la gastronomía. Este plato tan delicioso, forma parte del recetario de grandes países Europeos, pero ¿De donde provienen las croquetas?
A pesar de que se dice que los romanos ya comían algo parecido, la primera vez que aparece publicada una receta de croques fue en Francia en 1691 y en su origen no llevaban bechamel; eran unas pequeñas bolitas hechas de carne, huevo, trufa y hierbas empanadas y fritas que François Massialot llamó croquets (en masculino).
¿Qué sería de una buena croqueta sin una cremosa bechamel? Existen diferentes teorías, pero la que cobra más sentido es la que le adjudica su creación al chef François Pierre de la Varenne, cocinero de Luis XIV. Escribió en 1651 Le Cuisinier François, libro en el que incluyó la primera receta escrita de la salsa, cuyo nombre homenajea a Louis de Béchameil, marqués de Nointel.
No fue hasta un siglo después, que Marie-Antoine Carême, en 1817 prestigioso cocinero de la realeza, sirvió en un banquete por primera vez «croquettes a la royale», unos bocaditos de bechamel que resultaban crujientes al haber sido rebozados en una gruesa capa de harina o pan rallado y fritos en la sartén.
En España las croquetas son un pilar fundamental de nuestra gastronomía, pero, te sorprenderá saber que la primera croqueta española ¡fue dulce!, ni más ni menos que rellenas de arroz con leche, receta que fue incluida en un manual de cocina en 1930, aunque se cree que anteriormente ya se comían.
Más allá de ser una simple fritura, la croqueta es un símbolo de creatividad culinaria, ya que permite aprovechar ingredientes y reinventar recetas tradicionales. Este día es la excusa perfecta para disfrutar de este manjar en todas sus variedades y lo único obligatorio es disfrutar.
¿Y tú? ¿Cual es tu croqueta preferida y cómo celebras este maravilloso día? ¡Anímate a probar, cocinar y compartir! ?